No sé si es por la situación, por la simpatía de los empleados, porque es un bar de toda la vida o por la cerveza. Pero Can Conesa es el mejor sitio de bocadillos sin gluten donde he estado desde que soy celiaca. Es sin duda el rey de los bocadillos sin gluten, yo ya lo he coronado.

Me gusta el Mc Donalds, me gusta Maximilian, me gusta Viena, me gusta Otto Sylt, pero echaba mucho de menos poder comer en un bar con look de bar de siempre, de bar Manolo o bar Pepe, un bar con servilletas en el suelo. Y parece que lo encontré.

La semana pasada tuvimos mucho trabajo en la agencia, nuestros clientes preparan el plan de marketing y les ayudamos a que sus presentaciones sean de 10. Esto pasa por salir tarde y tener poca vida social.

Así que el martes fue uno de esos días. Me tocó cerrar la agencia y quería hacer algo para que el día no acabara allí, para evitar que alguien me preguntara “qué has hecho hoy” y solo pudiera contestar con palabras que solo reconoce Google.

El lunes fue el día del celíaco y había leído un artículo en Time Out con varios sitios recomendados, así que me aventuré a probar uno de ellos y poder tener una respuesta más larga y extensa en la pregunta anterior.

La solución, un bocadillo sin gluten

La opción elegida para ello era Can Conesa, un bar típico de la Plaça Sant Jaume donde no nos recibieron con una enorme sonrisa, sino que con unas cuantas. Su carta de bocadillos sin gluten es larguísima y lo preparan todo en una plancha aparte, aunque nunca lo dirías por el look del local.

Me tomé un Frankfurt y una Daura. Esta vez elegí quedarme allí a comérmelo pero son tan rápidos que es muy buena opción comprarlo y salir a pasear.

Me quedé con ganas de más, de probar alguno de los otros bocadillos sin gluten de la carta, así que no tardaré en volver… ¿Cuándo volveré a tener una buena excusa?

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